Mérida, la capital del estado de Yucatán es conocida por sus aguas cristalinas y arena blanca, sin mencionar su diversidad gastronómica y su capacidad para ofrecer un turismo de relajación. Para este 10 de mayo, una salida express a este destino de ensueño es el mejor regalo para disfrutar con la mejor compañía.
Una escapada de dos días es suficiente para recargar energías y aprovechar lo que Mérida tiene por ofrecer. Un hospedaje en el Hotel Cigno es el primer paso para comenzar esta aventura, pues con sólo 10 habitaciones y suites, esta propiedad boutique garantiza privacidad y tranquilidad.
Gastronomía yucateca de autor
El día uno comienza en el restaurante de Cigno, que bajo la dirección del chef, Ángel Peláez, se abren los sentidos a una cocina que abraza los sabores reconfortantes del hogar, utilizando siempre los ingredientes más frescos de la temporada. Una vez terminado el desayuno las actividades comienzan con un recorrido en bicicleta por el barrio de La Ermita para seguir con una visita al centro de la ciudad.
No hay que perder la oportunidad de visitar algunas de las maravillas arquitectónicas de Mérida como lo es la antigua Catedral de San Ildefonso, el majestuoso Palacio Cantón, que alberga el Museo Regional de Mérida, y varias de las casonas coloniales.
Al caer la tarde las opciones para sumergirse en la historia y cultura de la ciudad son infinitas. Por mencionar algunas está una visita al Palacio de la Música que rinde homenaje a la música popular mexicana, así como el Gran Museo del Mundo Maya, que no sólo sumerge a los visitantes en la cosmovisión de la cultura maya, sino que también es una obra arquitectónica moderna.
Ya de vuelta al Hotel Cigno, es momento de una velada tranquila en Aljibe, un bar al estilo speakeasy que cuenta con una selección de vinos, cerveza y coctelería de autor, que crea la atmósfera ideal para brindar por un día más con mamá.
Recorrido para mamás foodies
Para el segundo día, la mañana comienza con un recorrido por Paseo Montejo, una avenida compuesta por distintos negocios locales como galerías de arte, restaurantes y varias boutiques que exhiben lo más destacado del diseño mexicano contemporáneo.
Ya entrado el mediodía, una familia local de la cultura maya comparte sus tradiciones gastronómicas en una visita a la intimidad de su cocina. Para hacer un poco de apetito, un cenote espera con los brazos abiertos para refrescarse de una manera natural.
La noche concluye de vuelta en el primer restaurante, Cocina, donde se pueden degustar platillos como la pesca del día con mole verde, granos de elote salteados, berros, verdolagas y cebolla cambray.
