Entre paisajes con vistas impresionantes, se instala la fina arquitectura de Four Seasons Tamarindo, donde cada rincón enaltece la esencia de la naturaleza.
Ubicado en Jalisco, dentro de una reserva privada de 1,214 hectáreas que preserva gran parte de la endémica biodiversidad de nuestro país; sus selvas y playas privadas albergan una estancia que redefine el diseño arquitectónico, la gastronomía, así como las experiencias que se viven dentro de unas vacaciones.
A punto de cumplir su primer año, Four Seasons Tamarindo ya es uno de los destinos turísticos que no te puedes perder, y aquí te contamos por qué.
Una sinergia entre arquitectura y naturaleza
El incomparable sentimiento de confort y libertad que evocan las instalaciones de Four Seasons Tamarindo, proviene de la visión de Mauricio Rocha y Víctor Legorreta, dos íconos de la arquitectura mexicana. Su estética invita al huésped a conectar con su sensibilidad a través de muros que enmarcan deslumbrantes paisajes, de los cuales, Mario Schjetnan estuvo a cargo, confirmando que el verdadero lujo está en saber observar.
El minimalismo de sus espacios rústicos motiva la profundidad estética y simbólica del recinto. Ya que además de su compromiso con la belleza arquitectónica, también existe la responsabilidad y respeto con sus alrededores. Solo se tomó un dos por ciento de la reserva para dar espacio a su construcción.
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Un descanso inolvidable
Ya sea que escojas suite, villa o residencia, cada una de ellas te invita a experimentar la calma de una manera diferente. Las suites frente a la playa o en el acantilado capturan el lujo de la privacidad al siguiente nivel. Imagina el sonido del océano, la vista de tu propia alberca infinita junto a la inmensidad del mar siendo tus guías al despertar.
Con una capacidad de hasta nueve personas, la suite pacífico es una de las joyas del resort. Por su diseño de dos pisos con acceso directo a la playa y una terraza propia que pueden hacer una cena, un momento mágico.
Para quienes gozan de vacacionar en grande, las villas y residencias te cautivarán al instante. Sus áreas de estar con fascinantes vistas invitan hasta dieciséis personas a pasar una estancia inolvidable.
Tres insignias gastronómicas
A cargo de Nicolás Piatti, director culinario del hotel, cada uno de los restaurantes celebra la gastronomía mexicana a su estilo, con ingredientes provenientes de sus propios cultivos en el Rancho Ortega.
En una terraza de espacio abierto donde la belleza de las playas vírgenes y la selva son parte de la vista, está Coyul. Las opciones saladas o dulces son insignia de una de las figuras más importantes de la gastronomía mundial, Elena Reygadas.
A unos pasos de la playa Majahua, Sal sirve creaciones gastronómicas que te deleitarán con la frescura de la pesca del día. Entre las delicias de su menú, encontrarás hamachi al pastor, tostada de pulpo, flautas de cangrejo y más.
Por último, Nacho taquería te espera con una auténtica degustación de antojitos mexicanos a lado de la playa. Platillos como la quesadilla milpa y la tlayuda campechana, celebran el deleite de la gastronomía mexicana en todo su esplendor.
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Una partida de golf inigualable
A pocos kilómetros del Resort, la selva tropical oculta uno de los tesoros de la experiencia Four Seasons: su espléndido campo de golf.
Diseñado por el arquitecto David Fleming y bautizado como “El Tamarindo”, este espacio se ha convertido en un referente. Sus dieciocho hoyos se distribuyen a lo largo de la belleza de la selva, el mar y la costa rocosa del océano pacífico. Sí o sí tienes que tirar en el hoyo nueve, dónde te espera un paisaje que te dejará sin aliento.
Redefine la esencia del lujo de tus próximas vacaciones en un destino dónde el descanso y la tranquilidad dejan de ser un deseo para convertirse en un estilo de vida.
