Coachella: ¿Ya estoy muy viejo para este festival?

La reciente edición del festival demostró que los millennials estamos envejeciendo y con nosotros la capacidad para disfrutar entre un público apático e influencers que solo asisten por compartirlo en redes.

Sentado frente a mi computadora, después de haberme despertado, llevado a mi hijo a la escuela y haberme bañado me siento a empezar este texto y la primera pregunta que me hago es: ¿a mis 39 años ya no estoy en edad de estar en Coachella? la respuesta por mucho que duela es: efectivamente, ya no estoy…

Coachella vio la luz en 1999 tan solo unas semanas después del problemático Woodstock de ese año que debido a la mala organización generó olas de violencia entre los asistentes. Con esa herida tan reciente cualquier intento de reunión multitudinaria de jóvenes significaba un total fracaso y por supuesto, con Coachella la historia no fue distinta en ese momento.

¿Pero, qué logró Coachella después de toda la problemática general que significaba organizar festivales a finales de la década de los noventa? la respuesta es muy sencilla: un balance en sus carteles que si bien no siempre es punta de lanza, todos los años tiende a renovarse. 

Hablando específicamente de la música, el cartel es muy amigable ya que además de músicos de Estados Unidos, hay una gran cantidad de países, ritmos y edades representados en un grupo muy diverso de artistas, con esto la certeza de que las audiencias conectarían con al menos dos actos al día estaba más que cubierta.

Una de las desventajas de mi edad podría ser el no tener tan presentes las caras, los ritmos y las plataformas en que se conoce la música actualmente, dicha desventaja representa un bache casi imposible de pasar para mis contemporáneos, algunos que además desestiman el más mínimo esfuerzo por tratar de poner en el centro de la conversación a los artistas del momento y que terminan generando dudas en la calidad de estos con frases como: “es que el festival ya no es lo que era”.

Pese a eso, nombres como Doja Cat, JBalvin o Peso Pluma son músicos que sigo de cerca y que conozco gracias al tremendo auge que han tenido con sus expresiones artísticas, de ahí la parte nostálgica con actos como Blur, The Addicts o Justice son la cereza del pastel, además las propuestas más jóvenes, arriesgadas, futuristas, punk o melancólicas lograron esclarecer un poco el panorama del por qué no me encuentro tan lejos de Indio, a pesar de estar a muchos kilómetros de distancia. 

El marketing musical es un concepto que surgió hace muchas décadas y pensar que este haya entrado en el mundo de la música para corromperlo es una visión un tanto obsoleta. Gracias a las relaciones de mercadotecnia hemos podido disfrutar de festivales desde la comodidad de nuestros sillones sin tener que movernos a otro lugar; pero si lo de ustedes es viajar, todo lo que hay en medio desde el primer acercamiento con el festival hasta que te encuentras frente al artista de tu preferencia tiene que ver con marketing, con publicidad y marcas.

Entonces bien, si piensas que la publicidad está arruinando los festivales con propuestas de música mainstream, la realidad es que eso siempre ha funcionado de la misma manera y si lo notaste hasta ahora, entonces quiere decir que el marketing podría estar haciendo muy bien su trabajo.

Para cerrar la experiencia Coachella 2024 sólo restaría hacer un par de apuntes: el primero ¿alguien puede explicarme lo increíble del set de No Doubt y como reivindicó su lugar en la música de la década de los noventas? sin duda fue una master class de cómo hacer bien las cosas arriba del escenario.

Por otro lado, todos en alguna ocasión hemos sido los fans que no respetamos a las bandas que se presentan antes del artista que queremos ver, pero la experiencia me hace extender un consejo a las nuevas generaciones: disfruten al artista que están viendo, aunque no sea por el o la que asisten al festival, ya que pueden ser leyendas o incluso no saben si al pasar los años se convertirá en alguien importante que en su momento no apreciaron.

Sentado frente a mi computadora me pregunto: ¿a mis 38 años ya no estoy en edad de estar en Indio California, reviviendo de Coachella? la respuesta correcta por mucho que duela es: ya no, pero siempre voy a encontrar una nueva forma de seguir estando aunque sea a distancia, porque al final sí, sí terminamos siendo muy viejos para esas cosas… ¿o no?

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