La Navidad en República Checa no se limita a las calles iluminadas de Praga. A tan solo unos kilómetros de la capital, existen varios pequeños pueblos que ofrecen una experiencia para vivir esta temporada de una forma muy diferente y acorde a las tradiciones de un país como lo es Chequia.
Durante el Adviento, es decir, el periodo entre el 1 y el 24 de diciembre, estos lugares se convierten en destinos muy festivos para quienes buscan una Navidad más íntima y auténtica. Pasar estas fechas en este país, podría ser una estupenda opción para conocer más acerca de una cultura muy rica en historia, arquitectura y tradición.
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Mercados navideños en Praga
Desde finales de noviembre, Praga –también conocida como la Ciudad de las 11 Torres– se transforma con sus famosos mercados navideños, pero los pueblos cercanos no se quedan atrás. Uno de ellos es Český Krumlov, cuya histórica plaza se ilumina con un encantador mercado navideño. Aquí podrás disfrutar de productos artesanales como adornos de vidrio soplado y juguetes de madera, mientras saboreas un vino caliente especiado.
Otro lugar imperdible es Kutná Hora, conocido por su espectacular iglesia gótica de Santa Bárbara. En Navidad, el pueblo se llena de luces y organiza conciertos corales en sus iglesias, lo que añade un toque mágico a la experiencia. No olvides sentarte en alguno de sus pequeños cafés y panaderías donde sirven deliciosos dulces navideños tradicionales, como las galletas de jengibre decoradas a mano.
Brno: la capital europea de la Navidad en 2024
Si buscas una alternativa menos conocida pero igual de interesante, dirígete a Brno, la segunda ciudad más grande de Chequia. Este año, la ciudad ha sido nombrada la capital europea de la Navidad y en su haber podrás encontrar mercados en plazas emblemáticas como la Plaza de la Libertad. No te pierdas su impresionante árbol de Navidad, decorado con detalles inspirados en las tradiciones checas.
También los pequeños pueblos alrededor de Praga destacan por preservar tradiciones que han pasado de generación en generación. Por ejemplo, en muchas comunidades, la decoración de los árboles navideños se inspira en costumbres del siglo XIX, con adornos hechos a mano que reflejan la identidad regional. Además, durante las celebraciones, es común ver rituales, como encender velas en las coronas de Adviento o asistir a conciertos de música navideña tradicional.
Un banquete de Nochebuena al estilo checo
La gastronomía también juega un papel esencial en la Navidad checa. El 24 de diciembre, los hogares se llenan del aroma de platillos como la tradicional carpa frita con ensalada de papas, un clásico de la cena de Nochebuena. Este plato se acompaña de rituales como colocar escamas del pescado bajo los platos para atraer la buena fortuna.
Cabe señalar que los checos suelen ayunar o comer platos ligeros sin carne, siguiendo la tradición de la Cuaresma, para prepararse para la cena de Nochebuena. Uno de los platillos más populares es el Kuba, hecho con granos de cebada y setas. Y, como broche de oro, la trenza navideña, un pan dulce con pasas y almendras, simboliza los valores esenciales de esta época.
Las bebidas calientes también son parte esencial de estas fechas, como el ponche (punč), que se prepara con agua caliente, ron y azúcar, y el vino caliente (svařák), hecho con vino tinto, canela, clavo y limón.
Por último, el 26 de diciembre, Día de San Esteban, marca el fin oficial de las celebraciones navideñas en Chequia, con misas en honor al santo y platos tradicionales que incluyen ganso. Desde hace años, era muy común ver a los niños cantar villancicos de puerta en puerta en los pueblos, una tradición que ha disminuido con el tiempo pero que aún se mantiene en algunos lugares.
Ya sabes ahora que si visitas Chequia en Navidad busca conocer Praga y todos sus pueblos cercanos, no importa cuál sea tu elección, vivirás una Navidad que quedará grabada en tu memoria.
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