En Belice, entre las selvas tropicales, las costas doradas y los paisajes pintorescos, se ocultan pequeños pueblos llenos de encanto. Lejos del bullicio de las grandes ciudades y del ritmo acelerado de la vida moderna, estos destinos ofrecen un respiro perfecto para quienes buscan sumergirse en un ambiente más relajado y auténtico.
Aquí, en los rincones más tranquilos de este paraíso centroamericano, las historias locales se entrelazan con la naturaleza y la cultura de una manera única.
Ya sea a orillas de un río maya, en la serenidad de una playa escondida o explorando ruinas ancestrales, la magia de Belice se revela en cada paso. Y entre estos lugares tranquilos y llenos de historia, se encuentran algunos de los pueblos más fascinantes de todo el país.
Pueblos escondidos de Belice
1. Crooked Tree: el paraíso de los observadores de aves
Al norte de la ciudad de Belize, un pequeño puente cruza las aguas y transporta a quienes lo atraviesan a un mundo de calma. Crooked Tree, que fue en sus inicios una comunidad maderera, se ha convertido hoy en un destino tranquilo y refugio natural para quienes buscan una experiencia alejada del ruido y la prisa.
Crooked Tree ofrece algo aún más fascinante: su Wildlife Sanctuary, donde más de 50 especies de aves, entre ellas la imponente cigüeña Jabiru, habitan las áreas circundantes. Los paseos por el santuario se convierten en una experiencia única para los amantes de la ornitología, quienes recorren los senderos rodeados de vegetación y sonidos de la naturaleza.
2. Sarteneja: Una aldea costera de tradición náutica
En el extremo norte de Belice, Sarteneja parece estar suspendido en el tiempo. Un pequeño pueblo en la costa de la bahía de Corozal, donde los barcos artesanales hechos a mano aún flotan en las aguas tranquilas y la piña local es más dulce que en cualquier otra parte del país.
Los visitantes que llegan a este encantador pueblo pueden disfrutar de la quietud de las playas solitarias, mientras el sol se pone lentamente sobre el mar Caribe. Además, Sarteneja es un excelente punto de partida para explorar la Reserva Natural de Shipstern, un ecosistema protegido de 10,000 acres de bosques y humedales, hogar de aves y fauna salvaje.
3. San José Succotz: En el corazón de la civilización maya

San José Succotz, enclavado en el distrito de Cayo, es uno de esos pueblos que parece contar su propia historia. A orillas del río Mopán, se puede cruzar en una balsa de manivela, mientras los puestos de artesanía local muestran los colores vibrantes de las creaciones de los habitantes. Este pequeño pueblo no solo es pintoresco, sino que también está profundamente conectado con la historia maya.
A pocos minutos de allí se encuentra Xunantunich, una antigua ciudad maya que se alza sobre las colinas, ofreciendo una vista impresionante de la jungla circundante. Cada año, el pueblo celebra su Festival Succotz, donde las danzas tradicionales y los platos locales como los tamales ofrecen una inmersión completa en la cultura maya.
4. Hopkins: Ritmo y raíces garífunas

En la costa sur de Belice, el pueblo de Hopkins invita a sumergirse en una de las culturas más fascinantes del país: la garífuna. De origen africano y caribeño, los garífunas han mantenido sus tradiciones vivas a lo largo de los siglos, y en Hopkins, esto se siente en cada rincón. El sonido del tambor, los coloridos bailes y las vibrantes festividades, como el Festival del Mango, llenan el aire de energía.
Este pueblo costero es el lugar ideal para relajarse en sus playas de arena suave, pero también para sumergirse en la cultura local. En una caminata por la playa o en un taller de tambores, se puede sentir el pulso de la vida garífuna. La comida, por supuesto, no es menos importante.
Los platos tradicionales, como el hudut (un guiso de pescado con plátano), son un festín para los sentidos. Y si bien la tranquilidad de Hopkins es algo que se disfruta a cada paso, el vibrante ritmo de la Punta —su danza tradicional— también contagia a todos los que llegan en busca de algo más que solo un destino playero.
5. Placencia: El encanto de la costa sur

En la península de Placencia, Belice ofrece uno de sus destinos más conocidos, pero a pesar de su popularidad, este pequeño pueblo mantiene su esencia de comunidad pesquera.
Placencia, con su largo tramo de playa, invita a los visitantes a disfrutar de sus aguas cristalinas y la calidez del Caribe, pero también ofrece una serie de actividades culturales y eventos que enriquecen la experiencia.
Durante el Placencia Lobster Fest, que se celebra en julio, los visitantes pueden degustar mariscos frescos mientras disfrutan de la música y las danzas locales. El Placencia Street Art Festival, por otro lado, es un colorido escaparate del arte y la creatividad local. A pesar de ser un destino turístico reconocido, Placencia conserva la atmósfera relajada de un pueblo pequeño, donde las calles se recorren a pie y el sonido de las olas acompaña a cada paso.
Un viaje más allá de las playas y la selva
Cada uno de estos pueblos de Belice ofrece una experiencia única, alejada del bullicio de los destinos más turísticos. Son lugares donde la conexión con la naturaleza, la cultura local y la historia se viven de manera auténtica, sin prisas. Desde el suave ritmo de las olas en Hopkins hasta la majestuosidad de las ruinas mayas en San José Succotz, cada rincón de Belice cuenta su propia historia, esperando ser descubierto.