Un itinerario por Ontario, Canadá

Ontario es una de las ciudades con opciones gastronómicas y llenas de naturaleza por descubrir.

Ontario, Canadá, es mucho más que las Cataratas del Niágara o la ciudad de Toronto; lejos del cliché turístico y del ruido –el que producen las imponentes caídas de agua o los tumultos citadinos–, en la vasta campiña ontariana se esconden Parques Nacionales, viñedos y granjas. En la inmensidad del sur de la provincia hay quesos, cervezas, vinos, más quesos –no es falta de variedad, es sobrada sabrosura–. Más al norte, hay bosques que hacen de contorno a los Grandes Lagos

Sin querer, luego de una caminata en el profundo bosque, en el preludio del atardecer, entre formaciones rocosas, árboles frondosos y agua turquesa, un pícnic improvisado al pie del lago Huron, fue el clímax de una aventura que comenzó con la promesa de un queso artesanal delicioso –¡spoiler alert!, encontramos varios–. El festín: en una tabla de charcutería que nosotros mismos diseñamos y trabajamos días antes, hubo quesos gouda, brie, de cabra, suizo y Oxford, miel de apicultores de la zona, un par de embutidos, pan tostado y algunos frutos rojos de granjas vecinas; cerveza y vino, por supuesto. Los elementos del festín los fuimos reuniendo de a poco.

Recorrer Ontario’s Southwest permite encontrar al turismo y la agricultura en una misma frase, en un mismo concepto que de a poco, es más común: agroturismo. En esta región de Canadá surgen varios proyectos que apuestan por el consumo local y la conexión con la tierra a través de sus ingredientes (de temporada), algunos con prácticas sostenibles. Con esto en mente, emprendimos el viaje de poco más de dos horas de Toronto de Port Dover, un pequeño pero pintoresco puerto en el lago Erie, que sirve como base para comenzar la exploración.

Ahí está The Dover George, un hotel boutique de lujo que destaca por su estética (cada detalle está pensado, literalmente), el café que sirven y, sobre todo, por la hospitalidad de Hélène y Michael quienes procuran a cada huésped con calidez. Una caminata en el muelle hasta el faro para relajarse antes de incontables horas en el coche que nos esperan en los siguientes días. 

La primera parada fue en Front Road Cellars, una granja reconocida por cosechar 13 diferentes tipos de arándanos, donde se elaboran vinos (de uva y arándano), sidras, conservas, mermeladas e incluso chutneys. Nunca vi tantos arándanos juntos como en aquella granja, en las 16. 5 hectáreas destinadas a su cosecha es sencillo perderse entre los frutos, algunos árboles tienen más de 45 años. La sorpresa está con la cata del dulce vino de arándano y algunos de los bocadillos, como las inolvidables palomitas con trufa, romero y parmesano. 

Gastronomía en Ontario

Como uno no es ninguno, había que probar cerveza también, suerte que ese día no manejé yo. Blue Elephant Artisan Brewery es una referencia obligada de la zona desde 1992, sirve platillos locales e internaciones, pero utilizando ingredientes de la industria agrícola local. Además, es la primera y única “Tied House” (Pub + Microcervecería) de Norfolk, elaborando cervezas que utilizan el mismo compromiso con ingredientes frescos cultivados que el restaurante. La IPA destaca por sus tonos amargos y fácil de beber, su maridaje es con quesos y embutidos. 

Y, hablando de quesos, la tierra prometida, el pretexto que nos llevó hasta la campiña ontariana, a descubrir que el agroturismo puede ser absolutamente sabroso. Gunn’s Hill Artisan Cheese, una pequeña planta de queso artesanal en el condado de Oxford. Shep Ysselstein, entusiasta quesero, viajó hace tiempo a Handegg, un pequeño poblado en los Alpes suizos, donde aprendió métodos tradicionales de elaboración y recetas que se reflejan en los 19 quesos distintos que producen –con leche de vaca, búfalo y de cabra–.

Vaya que aprendió bien. Durante la visita guiada (hay que reservar con antelación) para ver en vivo y a todo olor cómo se producen, nos contó que por cada 4.5 litros de leche apenas se produce poco menos de medio kilo de queso, cada uno con un proceso único y máquina específica. En la planta hay entre 12 y 13 mil quesos añejándose.

Los probamos todos, era imposible no hacerlo… el Buffalo Bliss, un queso brie madurado suave de seis semanas elaborado con leche cremosa de búfala es uno de los quesos estrella. Otro, una de sus etiquetas icónicas: 5 Brothers Smoked, un queso que combina rasgos del gouda y otra variedad suiza llamada appenzeller. Nos llevamos varios, con la esperanza de que llegaran a casa sin que la gula interviniera en el camino.

Con tanta comilona había que darle descanso al paladar y mover el cuerpo. De camino a Point Pelee, la curiosidad nos atrajo hacia St. Clair National Wildlife Area gracias a vasta cantidad de “flor-salchicha” que vimos. Después descubrimos que en realidad se trata de espadañas, planta que crece al borde del agua y que llega a crecer 2.5 metros.

En el punto más sureño de Canadá está el Parque Nacional Point Pelee, inesperada y agradable sorpresa: es el segundo parque más pequeño de Canadá y, sin embargo, el de mayor diversidad ecológica. En el paseo elevado sobre el pantano, varias aves e incluso tortugas se pueden observar, y, por supuesto, más “flores-salchicha”.

Un glamping en Canadá

En el extremo sur de la provincia, Lungovita Beach Retreat funcionó como alojamiento, se trata de un glamping único, pues sus alojamientos más especiales son domos geodésicos. No muy lejos, a once kilómetros de distancia está Buzz About Pollinators, un proyecto que paradójicamente zumba calma multicolor.

En una pradera de 5 hectáreas, Leslie y Bob crearon espacios dedicados sólo para polinizadores. El recorrido es a través de diferentes jardines con racimos de varias flores –milenrama, caléndula, malvarrosa, monarda ‘Bergamo’– que generan que las abejas no trabajen de más. Ver a las abejas ir y venir entre flores es hipnotizante, su zumbido, hechiza.

Después del paseo, la experiencia incluye una tabla de charcutería, quesos, jarabe de maple de nogal (aún menos común que el jarabe de maple, se necesitan 90 litros de salvia para generar 1 de jarabe) para saborear y decoración de tu cuenco para abejas. 

De camino al norte, hacia la boscosa Bruce Peninsula, hicimos una parada singular. Ottercreek Woodworks una carpintería que destaca por el amor de David, su fundador, por la madera y el bosque. Y no es casualidad que llegáramos ahí, comenzó haciendo tablas precisamente para la marca 5 Brothers, de la quesería Gunn’s Hill Artisan Cheese.

En la mañana, la experiencia abre con una fogata afuera del taller donde comienza la inmersión en el profundo conocimiento que el cordial carpintero tiene del bosque Carolinian. Luego, un paseo con datos curiosos entre inmensos árboles de roble y arce rojos, cerezo negro, abeto –originario de Ontario–, roble y pino entre otros.

El árbol sasafrás da origen al sabor de la famosa root beer y algunas drogas psicodélicas; fueron precisamente las Naciones Originarias Erie y Onondaga quienes llevaron algunos de esos árboles. Después, al taller para hacer cada uno su propia tabla de banquete en un proceso que lleva alrededor de 20 pasos: dibujar la forma con lápiz, quitar corteza con un cuchillo, lijar sin parar, dorar con fuego y encerar; luego de varias horas de arduo trabajo la madera está lista. 

Poco más al norte, muy cerca del puerto Tobermory, en la inmensidad del bosque peninsular, prácticamente al pie del lago Huron, está el elegante hotel boutique Sweetwater Bay que funciona para descansar tras explorar el Parque Nacional Bruce Peninsula. Ahí, las rutas más conocidas están a lo largo de la costa de Georgian Bay, incluida la Gruta –a la que se puede acceder nadando– y Halfway Log Dump.

Los senderos circundantes llevan del denso bosque a las rocas que contornean el agua celeste, que contraste con el verdor de los árboles. Ahí, la observación de aves se vuelve más retadora pero fascinante con tantas ramas, algunas ranas se asoman entre los charcos. 

Finalmente, el inesperado e improvisado pícnic. Tras varios días de viaje, decenas de kilómetros a pie y otros cientos en coche, un merecido descanso en la última tarde. Así de simple: la promesa de un queso espectacular en Ontario’s Southwest y la posibilidad de adentrarse la inmensidad de los bosques, dieron lugar a una tarde memorable en forma de charcuterie board, copas vino y paisajes ficticios, o al menos, eso parecen.

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