La Ciudad de México es, desde hace años, uno de los destinos gastronómicos más apasionantes del mundo. Entre comida callejera que marca identidad y cocinas de autor que atraen viajeros internacionales, la capital continúa recibiendo propuestas que amplían su mapa culinario. En ese contexto vibrante surge Deigo Lomas, la nueva sucursal de uno de los nombres más respetados de la cocina japonesa tradicional en México.
Fundado en 1995 por el maestro Genshin Oyakawa, Deigo (でいご) nació bajo un principio claro: honrar la cocina japonesa desde la profundidad de sus técnicas, la pureza de sus sabores y la calidad sin concesiones de sus ingredientes. Con el tiempo, Deigo se consolidó como uno de los restaurantes japoneses más reconocidos de la ciudad, favorito de amantes de la tradición, cocineros y comensales que buscan autenticidad por encima de la tendencia.
Tras su jubilación y regreso a Japón, el Sr. Oyakawa dejó su legado en manos de Yoshitake Yanagi y el equipo de cocineros de Deigo, quienes asumieron la responsabilidad de preservar esa filosofía original. A ellos se suma una nueva generación de socios, entre ellos Luisito Comunica, quien apuesta por llevar esta institución gastronómica a nuevos públicos a través de la apertura en Lomas de Chapultepec.
Cuánto cuesta comer en Deigo, el restaurante de Luisito Comunica
Deigo Lomas aterriza con un concepto que equilibra técnica, sobriedad y respeto por el ingrediente. Aquí no existen artificios: la cocina habla por sí sola, respaldada por décadas de rigor.
La carta combina especialidades clásicas con preparaciones contemporáneas que dialogan con los productos de temporada. La precisión japonesa aparece en cada detalle: cortes impecables, temperaturas exactas, marinados sutiles, fondos profundos y una filosofía que privilegia el sabor natural por encima de cualquier exceso.
Esta temporada, el restaurante presenta una oferta particularmente atractiva para quienes buscan alta cocina japonesa en un ambiente elegante pero sin pretensiones. Uno de los ejes del menú es la selección de wagyu, que se ofrece tanto en cortes delicados como en preparaciones a la plancha. El Portobello Usuzukuri, por su parte, es un plato que sorprende por su sencillez aparente: láminas ultrafinas con vinagreta de soya, trufa y mantequilla que equilibran umami, aroma y textura.
Los amantes del teppanyaki encuentran opciones exclusivas como langosta y wagyu japonés, preparados frente al comensal con la precisión que caracteriza a la casa.
Menú Deigo Lomas
Entre las novedades del menú destaca el Hamaguri Yaki (はまぐり焼き), una almeja chocolata gratinada en su propia concha con mantequilla clarificada infusionada con especias y queso Padano. Se acompaña de espinaca baby salteada y zanahoria, creando un juego de riqueza y frescura que lo convierte inmediatamente en uno de los imperdibles.
La almeja mantequilla, tersa y profunda, es otra de las especialidades que hablan del compromiso del restaurante con los productos marinos de alta calidad. A ello se suma la selección de nigiris del día, siempre sujetos a la temporalidad del pescado, que rinden homenaje a la tradición de las barras japonesas.
El menú continúa con preparaciones que apelan tanto al paladar clásico como al aventurero:
- Gyozas cuidadosamente selladas.
- Ise-ebi maki, que combina técnica y frescura.
- Trilogía de crispy rice —atún, salmón y hamachi— sobre bases perfectamente crujientes.
- Kamo udon, reconfortante y profundo, con un equilibrio impecable entre fideo, caldo e intensidad del pato.
A esto se suman otras propuestas que amplían la narrativa culinaria del restaurante: oshizushi de nakaochi, sashimi de akami, chutoro y toro, gyu yakiniku, flores crocantes en tempura y el tan tan men, una sopa tradicional japonesa con notas picantes que aporta una dosis de calidez.
La barra de bebidas de Deigo Lomas acompaña la experiencia con coctelería de perfil japonés. El Shinobi es uno de los consentidos: gin, sake, jarabe de shiso, clara de huevo, yuzu y matcha se combinan en un trago equilibrado, de notas cítricas y herbales, ideal para abrir boca o acompañar pescados.
Dirección: Av. Prado Norte 315, Lomas Virreyes, Lomas de Chapultepec, CDMX.
