Arabia Saudita emerge como un destino fascinante que combina historia milenaria, naturaleza indómita y un futuro turístico visionario. Desde las misteriosas arenas del desierto hasta las costas intactas del Mar Rojo, el Reino invita a ser descubierto con una promesa: cada rincón cuenta una historia que apenas comienza a escribirse para el mundo.

Viaje por los desiertos de Arabia Saudita

Arabia Saudita no solo redefine el significado de “viaje al desierto”; lo eleva a una experiencia que inicia en e legendario Rub al-Jali, el mar de arena más grande del planeta, las dunas se extienden hasta donde alcanza la vista, alcanzando alturas de hasta 250 metros. Aquí, los viajeros pueden explorar en cuatrimoto, realizar safaris guiados o simplemente dormir bajo el cielo estrellado.

Cada desierto saudita ofrece una identidad única. Nefud seduce con sus paisajes fósiles y formaciones doradas que parecen esculpidas por el tiempo; Al Araqana se enciende en tonos óxido al atardecer, regalando escenarios perfectos para caminatas y observación astronómica; y Jubbah, escondido entre cañones, guarda arte rupestre del Paleolítico que revive leyendas ancestrales.

Finalmente, Ad-Dahna, el puente natural entre los grandes desiertos del Reino, sorprende con sus dunas rojizas en forma de estrella, un espectáculo geológico que parece de otro planeta.

Experiencias en Medio Oriente

Arabia Saudita tiene atracciones como la región de Asir, que se eleva con montañas de más de 3,000 metros, cubiertas de enebros y salpicadas de aldeas que desafían la gravedad, aferradas a las laderas rocosas. Su aire fresco, su cultura tribal viva y su colorida arquitectura lo convierten en un paraíso para los amantes de la autenticidad.

Más al este, el oasis de Al Hofuf, en la región de Al-Ahsa, resplandece entre palmeras de dátiles, laberintos de cuevas y antiguos zocos que aún laten con el pulso de las caravanas que cruzaban la ruta del incienso. Declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, este oasis es un testimonio de cómo la naturaleza y la civilización pueden florecer juntas en el desierto.

En la costa del Mar Rojo, Jeddah vibra con una energía única. Sus callejones históricos revelan mezquitas centenarias y mercados de especias, mientras que su paseo marítimo se ha transformado en una galería al aire libre.

El Mar Rojo: naturaleza y lujo regenerativo

La costa saudita del Mar Rojo se presenta como uno de los secretos mejor guardados del planeta: más de 90 islas vírgenes, aguas turquesas, arrecifes de coral inmaculados y un ecosistema marino intacto. Este paraíso natural se convertirá pronto en epicentro del turismo regenerativo global gracias a desarrollos como The Red Sea Project y NEOM, que prometen elevar el lujo sostenible a un nuevo nivel.

Aquí, el esnórquel se convierte en meditación, los paseos al atardecer se sienten como escenas de cine, y los resorts ecológicos ofrecen un tipo de exclusividad que respeta la naturaleza.

AlUla, sitio Patrimonio de la Humanidad

En el noroeste saudita, AlUla es mucho más que un destino arqueológico: es una cápsula del tiempo que abre sus puertas al arte, la emoción y la imaginación. Hogar de Hegra, el primer sitio del Reino declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, esta región deslumbra con más de 100 tumbas talladas en roca, un poblado antiguo que fue punto clave en las rutas comerciales de la antigüedad, y paisajes monumentales que parecen sacados de una pintura surrealista.

Pero AlUla también mira al futuro. Hoy es sede de festivales como Winter at Tantora, donde el arte contemporáneo, la música internacional y la innovación saudita se dan la mano para crear una experiencia cultural inolvidable.